Dubrovnik, conexión entre pasado y presente
La ciudad de Dubrovnik cuenta con más de 1000 años de historia, cuyo casco antiguo fue inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco en 1979. A pesar de que sufrió un terremoto que la dejó casi en ruinas y un asedio durante las guerras yugoslavas, ha sabido recuperarse y convertirse en un perfecto destino cultural y vacacional. Lord Byron quedó tan fascinado ante su belleza cuando la visitó que la describió como la“Perla del Adriático”.
Es una buena elección para una escapada ya sea de 3 o incluso 4 días, visitando los alrededores y las islas cercanas, o bien; para un día dedicándoselo a la ciudad antigua.
«»Los que buscan el paraíso en la tierra tienen que venir a Dubrovnik.” George Bernard Shaw»]
Una de sus principales atracciones son las murallas, con una longitud de casi 2 kilómetros y 5 torres rodean el peatonal casco antiguo. Hay tres accesos: la puerta de Pile, en la Fortaleza de San Juan; y en la Fortaleza de San Lucas. Es recomendable reservar al menos una hora para poder recorrerlas desde lo alto y energía suficiente porque hay una buena subida y bastantes escaleras. Desde allí tendremos unas vistas espectaculares del centro con sus tejados rojizos, el puerto, la costa, la isla de Lokrum y el Fuerte de Lovrijenac, como las que os dejo a continuación. (La visita tiene un precio de 100 kunas, unos 15€ para adultos, y los niños y jóvenes de 5-18 años: 30 kunas – 4€).
Al centro se puede acceder a través de las principales puertas, Puerta de Pile y Puerta de Ploce, la más conocida, y por la que seguramente entres será la primera, a la que antiguamente se accedía con un puente levadizo. Con ella también nos adentramos en la llamada más concurrida de la ciudad, calle Stradun o Placa, que divide el casco antiguo en zona norte y sur.
Esta calle esta rodeada de palacetes, iglesias, restaurantes y comercios, además de las pequeñas y estrechas calles que la atraviesan, llenas de escalinatas y pequeños puestos de artesanías de la zona. Os atrapará, sobre todo si tenéis la oportunidad de pasear con la puesta de sol y de noche, cuando un gran número de turistas ya se ha ido; para contemplar como cambian de color los tejados rojizos de las casas con la luz del sol o como los adoquines de las calles reflejan la luz que proyectan las farolas.
Artesanía por las calles croatas
Al inicio de la calle está la pequeña Iglesia de San Salvador, construida como agradecimiento por preservar la ciudad tras el terremoto, a continuación el Monasterio Franciscano, en cuyo patio está la tercera farmacia más antigua de Europa, la farmacia Mala Braca; fundada en 1317 y aún en funcionamiento. Avanzando por Stradun veremos a nuestra derecha la fuente grande de Onofrio, os llamará la atención si tamaño, con sus 16 grifos y su forma circular; hay una segunda fuente de Onofrio más pequeña que se localiza cerca de la Torre del Reloj.
Palacio Sponza
Continuando el paseo se llega a la Plaza de la Luza, donde se encuentra la Iglesia de San Blas, el Palacio Sponza, que actualmente alberga los archivos Estatales; tiene una impresionante fachada de estilo gótico-renacentista. En esta misma plaza, la Torre del Campanario con 31 metros de alto y en la cual si tenéis buena vista veréis a los hombres verdes de Dubrovnik golpear las campanas.
Torre del campanario
Continuando el paseo se llega a la Plaza de la Luza, donde se encuentra el Palacio Sponza, que actualmente alberga los archivos Estatales; tiene una impresionante fachada de estilo gótico-renacentista. En esta misma plaza, la Torre del Campanario con 31 metros de alto y en la cual si tenéis buena vista veréis a los hombres verdes de Dubrovnik golpear las campanas.
Desde casi cualquier punto de la muralla sobresale una cúpula, es la de la Catedral de la Asunción de la Virgen María de Dubrovnik, este edificio se vio muy afectada por el terremoto ; según los archivos la catedral románica de antaño esta decorada con muchas estatuas, pero durante los trabajos de restauración excavaciones mostraron se encontraron restos de una catedral bizantina que databa entre los siglos VI y IX.
Para finalizar el recorrido qué mejor que un paseo tranquilo por el puerto viendo como el sol tiñe de color las aguas cristalinas y disfrutando de la gastronomía croata.
Info útil
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